Las prácticas de buen Gobierno Corporativo desempeñan un rol preponderante en los mercados de capitales, en la medida en que generan confianza pública en los mercados y valor agregado para las empresas. Desde el punto de vista de supervisión, estas prácticas se traducen en confianza pública y acertados movimientos de recursos. En efecto, es posible que cuando las personas quieran invertir estén dispuestas a hacerlo en empresas de las cuales conocen mejor su estructura societaria y si están satisfechas con las prácticas que éstas desarrollan en su interior. Consecuentemente, las sociedades profundizan su capacidad de captar recursos del público lo cual redunda en beneficios de liquidez y se traduce en valor agregado en general para la economía del país vía esta movilidad de recursos.
Así las cosas, el desarrollo de mejores prácticas de Gobierno Corporativo contribuye de un lado a profundizar el mercado y de otro, a permitir superar las grandes distancias hoy existentes entre oferentes y demandantes de recursos financieros, así como las grandes distancias que se generan entre las empresas cuando requieren financiación y los inversionistas cuando valoran una empresa.
La preocupación por el gobierno corporativo constituye en la actualidad una tendencia mundial, y su implementación tanto por los emisores de valores, como por todas las empresas, constituye una prioridad. La experiencia internacional demuestra que el mejoramiento de las prácticas de buen gobierno requiere de la acción conjunta de las autoridades gubernamentales, las empresas y los inversionistas, mediante la combinación de normas obligatorias con esquemas de autorregulación y cumplimiento voluntario.
La Superintendencia Financiera de Colombia, ha trazado directrices particulares en temas de Gobierno Corporativo, como instrumento para desarrollar el mercado de capitales y contribuir a la supervisión de quienes en él participan. Dichas directrices tienen como finalidad generar una serie de conductas que se prediquen de la
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totalidad de los agentes del sector financiero (bancos, sociedades fiduciarias, inversionistas, administradoras de fondos de pensiones, etc.). y que hacen referencia a la incorporación y adopción de estructuras de administración transparentes, mecanismos adecuados de control, identificación de las responsabilidades de quien suministra información al mercado, revelación de información, profesionalización de administradores y visión estratégica del riesgo para emisores del sector financiero.
Por otra parte, existen diferentes iniciativas internacionales tendientes a promover la adopción de mejores prácticas de gobierno de los países de la región. Entre ellas cabe mencionar los “Lineamientos para un Código Andino de Gobierno Corporativo” publicado por la Corporación Andina de Fomento , el programa ROSC del Banco Mundial , el White Paper y el “Libro Blanco sobre Gobierno Corporativo en Latinoamérica”.
Los códigos de buen gobierno han sido un instrumento de gran importancia en la tarea de sensibilizar a los emisores, inversionistas, y demás participantes del mercado, sobre la imperiosa necesidad de implementar mejores prácticas de gobierno. No obstante, se observa que muchas de las normas contenidas en los códigos constituyen una repetición de las disposiciones del Código de Comercio, por lo cual se ha desnaturalizado la intención de elevar los estándares de buen gobierno .
Adicionalmente, cada código de buen gobierno es diferente de los demás, lo cual dificulta su consulta. Consecuentemente, la adopción de un estándar país en materia de gobierno corporativo para los emisores de valores colombianos, basado en un principio “cumpla o explique” luce como el siguiente paso lógico en la búsqueda, estructuración y construcción de una cultura de mejores prácticas de gobierno corporativo enmarcada en sistemas de auto--rregulación. Se trata entonces de un conjunto de medidas de adopción voluntaria por los emisores de valores, quienes deberán informar anualmente su grado de adhesión al mismo.
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